Hace muchos años que la ansiedad es uno de los síntomas principales de las sociedades occidentales, en los últimos años debido a las crisis económicas y a la reciente pandemia incluso podemos afirmar que este problema de Salud se ha acrecentado a niveles muy preocupantes. Según el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), dependiente de Naciones Unidas, España es el país que más benzodiacepinas consume del mundo. Aproximadamente el 11% de la población española toma algún tipo de fármaco ansiolítico, es un dato simplemente aterrador.
Hay que tener en cuenta lo que llamamos determinantes sociales, por ejemplo si alguien se encuentra en un proceso de duelo u otra circunstancia negativa lo más probable es que esté triste y pueda sufrir algún tipo de ansiedad. La solución rápida que hemos interiorizado socialmente es darle el ansiolítico o el antidepresivo de turno como si estuviera enfermo, pero esa persona no está enferma y a priori no tendría por qué necesitar medicación. Desafortunadamente vivimos en la época de la rapidez y la inmediatez y este tipo de actitudes se han generalizado, además podemos decir que las futuras generaciones cada vez empiezan más prematuramente a padecer este tipo de trastornos e incluso se han disparado alarmantemente los suicidios a edades tempranas de la vida.
Muchas veces son los propios pacientes los que piden la medicación porque tenemos la mala percepción de que la pastilla lo cura todo, pero tenemos que aprender a desarrollar respuestas naturales y aceptarlas como habituales; el mejor tratamiento para los trastornos mentales comunes, como la depresión y ansiedad, sería la atención psicológica en consulta. Sin embargo, aquí nos topamos con el siguiente problema: apenas hay psicólogos clínicos en la sanidad pública.
Ante esta realidad y estas circunstancias es necesario seguir insistiendo e informando a la población general de las terapias y herramientas que tenemos a mano para abordar este tipo de problemas sin echar mano de drogas sintéticas y evitar así, cuando se pueda, los tremendos efectos secundarios y el impacto que tienen éstos en el día a día de las personas.
Después de más de quince años de experiencia en la consulta médica en Zaragoza sin duda puedo decir que la Acupuntura Médica es la terapia médica no farmacológica más efectiva que existe para tratar la ansiedad de tipo leve o moderada y un tratamiento coadyuvante muy interesante en los casos de ansiedad intensa que requieren tratamiento medicamentoso. Además existen tratamientos homeopáticos y de plantas medicinales que pueden suplementar perfectamente el tratamiento semanal de acupuntura que reciba el paciente. El asesoramiento en alimentación y hábitos de vida, como la práctica de la meditación o las experiencias en entornos naturales, será también fundamental para lograr que la mejoría que se va consiguiendo se establezca y se consolide en el tiempo.